San Judas Tadeo se ha convertido en el patrono de muchos jóvenes mexicanos que encuentran en el llamado “Apóstol de las causas perdidas” un santo muy cercano a sus necesidades y a su condición social. “La mayor parte de los jóvenes devotos de San Judas Tadeo no llevan a cabo ninguna práctica religiosa cotidiana, no van a misa ni se confiesan, muchos de ellos son totalmente no religiosos”, así lo señala el historiador mexicano Antonio Velasco Piña.
El santo que todos los días 28 de cada mes es honrado por miles de mexicanos que acuden a la Iglesia de San Hipólito para agradecerle sus favores, es un perfecto desconocido para sus fieles. Ninguno de los que acuden el 28 de octubre -el mero día de San Judas- vestidos como el apóstol, congando del cuello manojos de escapularios con su imagen y en el brazo llevan tatuado a su santo patrono, sabe quién fue en vida ese santo barbado, vestido de túnica inmaculada, manto verde y un gran medallón en el pecho.
“Lo interesante de San Judas Tadeo es que se trata es uno de los personajes de nuestro tiempo porque las dos misiones que se propuso son muy contemporáneas: la primera es por la dignificación de la mujer y la otra misión que lo singulariza del resto de los apóstoles, es que mientras ellos van a predicar a lo zona del mediterráneo en una actitud de confrontación y de condena de otras religiones, Judas Tadeo en todo el peregrinaje que realiza en Asia no realiza una condena de las religiones, las respeta; lleva el mensaje cristiano para que vean si se puede incorporar en algún grado a la tradición espiritual predominante”, señala Velasco Piña.
En su libro San Judas Tadeo. Apóstol de las causas perdidas publicado por Grijalbo, Antonio Velasco Piña optó por contar la vida y la obra de ese apóstol de Jesús, porque es un historiador y no un sociólogo para abordar el fenómeno del notable incremento en la devoción del santo que sus fieles consideran “supermilagroso”; y sin embargo, sus conversaciones con los fieles, le han permitido descubrir que la lucha por la dignificación de la mujer y el respeto a otras religiones no son el gran atractivo del santo patrono; lo que los devotos celebran es que sea “sumamente milagroso”.
La verdadera historia de San Judas
“Esas dos razones lo vuelven un personaje ecuménico con un enfoque actual, pero sería falso decir que ahí radica su fuerza. Las razones estrictamente del fenómeno social que ha generado no las conozco, pero sí las explicaciones que tienen que ver sólo con el prestigio que tiene de ser milagroso. Se le atribuyen esa característica de ser milagroso en causas perdidas, en causas donde no parece haber una solución y surge el milagro; eso lo ha hecho famoso y prestigiado”, apunta Velasco Piña.
El santo que permaneció casi dos siglos en el anonimato, no sólo por desconocimiento sino porque su nombre lo remitía a Judas Iscariote -considerado el Máximo villano de la historia del cristianismo- comenzó a ser venerado en los años 20 del siglo pasado, en una pequeña capilla montada por la comunidad latina en un lugar de la ciudad de Chicago; a partir de entonces los mexicanos migrantes trajeron la devoción a México.
El santo de los pobres
Y aunque se ha convertido en un ritual masivo de cada día 28 de todo los meses del año, en una fiesta a la que acuden miles de fieles, San Judas Tadeo es el patrono en una iglesia dedicada a San Hipólito. En esa iglesia que se localiza a las afueras de la estación del Metro Hidalgo, San Judas ocupa el lugar central en el altar y hasta él llegan las clases marginales. “Muchos de sus fieles son ex convictos o tienen familiares en la cárcel. No es la totalidad ni mucho menos, pero sí hay un porcentaje de devotos con problemas legales o de justicia”, señala su biógrafo, Antonio Velasco Piña.
Aunque el historiador y narrador asegura que hay algunos fieles de la clase media, nunca ha encontrado una imagen del santo barbado entre las clases altas. “Nunca he visto imágenes de San Judas Tadeo en Santa Fe o en Las Lomas; en cambio he visto muchas en Chalco, en Neza, en Tepito, en todas las partes pobres de México abundan las capillas en su honor”, reconoce el escritor mexicano autor de Regina.
Las primera imágenes que se conocen de San Judas Tadeo son apenas de finales del siglo XIX pero no tuvieron mayor impacto entre la población; hace 50 años no formaba parte de los santos más venerados por los católicos; fue hasta hace unos lustros cuando comenzó su historia de conquista de fieles, quienes comenzaron a atestiguar sus milagros, que dicen los fieles son “super efectivos”.
Los milagros de San Judas
La devoción por San Judas Tadeo se trata de un fenómeno que rebasa el marco estrictamente religioso para convertirse en un fenómeno social que por supuesto no ha sido impulsado por la iglesia católica, esa institución no ha hecho ninguna acción a su favor, se ha concretado a permitir y a presenciar el fenómeno. Velasco Piña dice que “No fue una promoción institucional esta devoción, fue totalmente espontánea y popular”.
Los miles de fieles que acuden a él, lo hacen porque se ha extendido la fama de que es muy milagroso. Hasta él, cargando su imagen de “san juditas” llega gente de clase baja, marginados que tienen muchos milagros que agradecer. Muchos llegan porque estaban en la cárcel injustamente, se encomendaron a san Judas y los soltaron; otros porque tenían una enfermedad incurable y se curaron; unos más porque tenían más de 60 años de edad, los corrieron de su trabajo y tras pedir el milagro “al santito” encontraron trabajo. Todas sos causas difíciles, desesperadas o perdidas.
Hoy como cada 28 de octubre, está cerrada la Avenida Hidalgo por la cantidad de personas que llegan vestidos de San Judas Tadeo a la Iglesia de San Hipólito. Los niños visten de blanco y verde, llevan barbas y bigotes; miles de jóvenes rapados cargan imágenes del santo y estatuas de tamaño natural. Afuera venden artículos de todo tipo; escapularios, tatuajes, estampas y pulseras.
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