(La Jornada): No es fácil escribir este artículo. Tras varios años de apasionantes experiencias en las que estuve profesional, política y emocionalmente involucrada, no es fácil encontrar el distanciamiento y la objetividad. Sin embargo, estoy convencida que en este país el silencio tiene complicidad con la barbarie.
Al ser cesada como directora de la Feria del Libro en el Zócalo de la ciudad de México y presionada a renunciar como coordinadora de los programas de promoción de la lectura de la Secretaría de Cultura del Gobierno del Distrito Federal (GDF), dejaba un proyecto que gozaba de excelente salud y que había mostrado sus enormes bondades y buenos resultados.
Un proyecto que había incorporado a la lectura a cientos de miles de ciudadanos del DF (posiblemente las cifras rebasen el millón, pero es imposible de precisar) en tan sólo unos cuantos años, utilizando formas novedosas como el programa Para leer de boleto en el Metro, en el que se calculaba que los préstamos a los usuarios de la línea 3 produjeron 5 millones de lecturas de cuentos, piezas en un acto y poemas de 105 autores que viven en la ciudad de México, como Elena Poniatowska, Vicente Leñero, Juan Gelman, Hernán Lara Zavala, Carlos Monsiváis, Thelma Nava, Marco Antonio Campos, Mónica Lavín y Gabriel García Márquez, entre otros. Leer Articulo Completo...
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